by María Luisa Uribio
Ni bien abordamos alguna crónica sobre un evento social de importancia en Inglaterra, bien sea de la realeza o congregaciones deportivas como Ascot, nos encontramos con que uno de los aspectos más originales es el impresionante despliegue de sombreros que las damas lucen para cada ocasión, entre ellos el archi famoso fascinator.
Un fascinator es básicamente un accesorio para la cabeza diseñado para ser asegurado al pelo en lugar del tradicional sombrero.
Algunos de ellos se han transformado en preciosas obras de arte. Sólo lo usan las mujeres y aunque generalmente se los asocia con eventos formales, pueden ser usados en variadas ocasiones.
Se lo engancha al pelo con una peineta, una banda elástica, una horquilla o clip.
Una de las características de los fascinators es que presentan una amplia variedad en tamaño, forma y estilos, desde versiones modestas hasta creaciones decadentes con plumas, sedas, cintas, tules, pajas, cuentas, perlas y cristales. Pueden ser pequeños y delicados o tan enormes o glamorosos como la poseedoras los quiera.
El único límite de su diseño es la imaginación.
Grandes o pequeños, estructurados o completamente caprichosos, son generalmente muy fáciles de llevar. Pueden elogiar el atuendo y el estilo de cabello de la persona y permiten afirmar la presencia de la misma forma que lo haría un sombrero.
¿ Ustedes piensan que los fascinators son algo nuevo y original ? Pues no es así. En la década del 40 este tipo de sombreros hizo furor entre las damas que lo lucían para todo tipo de galas, comprobando el dicho de que todo está, mas o menos, ya inventado.
¿Alguna de nuestras contemporáneas se atreverá a reinstaurar la moda del fascinator y rendir así homenaje a nuestras abuelas?.