by Marcela Álvarez VC
Bonjour queridos lectores de WIM, más que feliz de compartir con ustedes otra de mis experiencias en la Ville Lumière: la visita privada a una leyenda de la gastronomía y el lujo parisino, Maxim’s de Paris y su Musée Art Nouveau Collection 1900.
Antes de empezar el recorrido, me gustaría contarles la historia de porqué Maxim’s se convirtió en leyenda…
Todo comienza en 1893, cuando un joven camarero, Maxime Gaillard, decide abrir un pequeño bistró en el número 3 de rue Royale, entre la Place de la Concorde y la Madeleine. La historia podría haber quedado allí, pero el destino quiso que una joven y encantadora demi-mondaine parisina, Irma de Montigny, se fascinara con el ambiente del lugar y prometiera volver con su séquito de amigos y admiradores, así entonces el bistró comenzó a recibir una clientela, elegante y mundana.
Pero lo que parecía una historia de éxito, no lo era tanto, ya que desafortunadamente Maxime tenía dificultades para pagar las cuentas, por lo que finalmente entrega las llaves a Eugène Cornuché, un exitoso hombre de negocios que será el que realmente creará la leyenda de la maison al convertirla en una obra maestra del Art Nouveau.
Para eso convoca a los más grandes artistas de moda de l’École de Nancy, Gallè, Guimard, Majorelle, que se encargarán de restaurar y transformar el lugar justo a tiempo para la Exposición Universal de 1900 en Paris. Un evento al que acudieron cincuenta millones de personas de todo el mundo y que llenó de euforia la ciudad. La Tour Eiffel, decorada con miles de bombillas y un faro giratorio, proyectaba su luz sobre todo Paris.
Eran los tiempos de Sarah Bernhardt, del joven Proust y la joven Colette, de Renoir. Matisse, Monet, Rodin, y Toulouse-Lautrec.
Se vivía la alegría y la frivolidad de la Belle Époque y el tout Paris se daba cita en Maxim’s, el punto de encuentro de la èlite francesa e internacional donde se podían escuchar todos los idiomas del mundo. Entre sus invitados estaban Eduardo VII, Alphonso XIII, el Duque de Windsor y Wallis Simpson, el Aga Khan, Elsie de Wolfe (Lady Mendl), Mata Hari.
Todo era de una calidad superlativa. Los gourmets frecuentaban Maxim’s para el almuerzo y la cena, y los buscadores de placeres llegaban después del teatro. Se suponía que el restaurante cerraba a las 2 de la mañana, pero el baile y la diversión se prolongaban hasta bien entrada la madrugada.
Una gran parte del éxito de Maxim’s, fueron las espléndidas cocottes, muchas de ellas bailarinas, actrices y cantantes que junto con la increíble decoración del lugar, comenzarían a crear la leyenda.
La Bella Otero, Liane de Pougy, Cléo de Mérode, eran *les belles horizontales*, como se las llamaba entonces, que envueltas en sus plumas, joyas y sedas voluptuosas, atraían al lugar a príncipes y duques, políticos y aristócratas, artistas y escritores.
Las demi-mondaines parisinas, eran las celebridades femeninas de la época y en ningún lugar se vieron estas grandes bellezas con más frecuencia que en Maxim’s. Cultas, refinadas e independientes, gracias a sus artes de seducción supieron tener las mansiones, los carruajes, las joyas y el vestuario más espectaculares de París. Sus admiradores se agolpaban para verlas salir del teatro, la ópera y el hipódromo, y coleccionaban postales estampadas con su retrato. Ya les contaré más sobre ellas en la visita al museo!
Desafortunadamente esos años dorados terminaron con la guerra, y la efervescencia y joie de vivre de la Belle Époque llega a su fin.
En 1932 Maxim’s da un nuevo salto al ser comprado por Octave Vaudable quien se permite el lujo de seleccionar a sus clientes, imponiéndoles el uso del traje y favoreciendo la entrada a los habitúes, preferentemente célebres o con fortuna. Esto contribuye a asentar la reputación de Maxim’s y el status del que goza hasta ahora, un restaurant elegante al que hay que ir bien vestido y con ‘buena salud en la billetera’.
Pero el período más próspero son las décadas de los 50, 60 y 70, donde pasa a manos del hijo de Octave, Louis Vaudable, un reconocido restaurador.
Maxim’s seguía siendo el símbolo de celebración, elegancia y distinción, y todas las noches Onassis y su adorada María Callas, los Windsor, el playboy Porfirio Rubirosa, Charles Chaplin, Sophia Loren, Audrey Hepburn y todo Hollywood, cenaba en los sillones del gran salón.
Esos sillones de terciopelo rojo que revelarían un tesoro cuando se reemplazaran a finales de los años cincuenta: los trabajadores encargados de desarmarlos descubrirán asombrados, los louis d’or, anillos, diamantes, rubíes, caídos de los bolsillos de las elegantes cocottes en 1900 que nunca se molestaron en recogerlos sabiendo muy bien que al día siguiente recibirían el doble!
En los setenta, Brigitte Bardot provoca un escándalo al entrar descalza al restaurant, nadie supo dónde habían quedado sus zapatos!
En la Nochebuena de 1992, un emir y su familia distribuyeron joyas y relojes con pavé de diamantes a todos en la sala esa noche… Sylvie Vartan bailará con John Travolta, y veremos a Jeanne Moreau, Alain Delon, los príncipes de Mónaco, Brooke Shields y Pierre Cardin…
Y es precisamente el legendario couturier Pierre Cardin, pionero del prêt-à-porter, fallecido el 29 de diciembre del 2020 a los 98 años, quien será su próximo propietario cuando una noche Monsieur y Madame Vaudable, lo invitan a cenar y le proponen comprar el restaurante. Pierre Cardin acepta y el 4 de mayo de 1981 pasa a ser su nuevo dueño.
Desde entonces le da a Maxim’s un nuevo resplandor y una nueva vida para la élite internacional, pero manteniendo el mismo estilo Art Nouveau que le apasiona y ama tanto.
Luego llega el Maxim’s Musée Art Nouveau, que recrea el apartamento de una elegante cortesana de aquel entonces, que recibía a la élite de la época en medio de obras maestras de Tiffany, Toulouse-Lautrec y Majorelle…
Ahora si queridos lectores, entremos a Maxim’s y viajemos en el tiempo al Paris del glamour…y la folie!
Cuando las elegantes puertas de Maxim´s se abren, nos da la bienvenida un guía de lujo, Monsieur Pierre-André Hélène, uno de los mayores expertos y conocedores de la historia de Paris.
La decoración interior está inspirada en la fauna, la flora y el encanto femenino. Todo es gracia y ondulación. Hay amapolas rojas, lirios, libélulas, mariposas, y pájaros. No hay ángulos ni líneas rectas, solo curvas y formas sensuales que se enrollan, desenrollan y se enredan…
Pierre-André Hélène, es un enamorado de París que se define como un narrador que disfruta de lo que más le apasiona, contar bellas historias para que las personas que lo escuchan aprendan de la manera más entretenida.
Y Maxim´s ha sido el lugar de las fascinantes historias sociales. «Aquí está la mesa donde Onassis cortejó a María Callas», nos cuenta, y que «Antes, solo se usaba para el actor Sacha Guitry, quien tenía que equilibrar sus aventuras con ocho mujeres diferentes»…
Luego del recorrido por el mítico restaurant, ahora sí, subimos al museo para adentrarnos en el mundo privado de las ‘grandes horizontales’ de la Belle Époque…
Y nadie podría guiarnos mejor que Pierre-André Hélène, habiendo sido el mismo el curador de esta inigualable colección durante casi 20 años. Es él quien a pedido de Pierre Cardin, en el año 2004, crea el Musée Maxim’s Art Nouveau presentando cerca de mil piezas de mobiliario y objetos firmados por Majorelle, Guimard, Tiffany y Gallé que forman parte la colección que el diseñador fue acumulando durante más de sesenta años.
Una colección única en Francia que nos hace revivir el espíritu de 1900 y nos transportan al universo misterioso, sensual y glamoroso de una célebre cortesana en el cambio de siglo.
El dormitorio era el lugar sagrado de las cortesanas de rue Royale y todo estaba hecho para seducir. Una de las creaciones más bellas es la increíble cama de Majorelle cubierta de lirios y nenúfares que domina la escena.
Las demi-mondaines elegían sus vestidos en las mejores maisons de moda de la época: Vionnet, Lanvin, Poiret y sus joyas eran de Cartier, Boucheron y Lalique.
Los mejores artistas retrataron su belleza. Eran el foco de atención, no sólo de los hombres, de cuya generosidad dependían su prestigio y ascensión en la escala del demi-monde, sino de diseñadores, fotógrafos, escultores y cartelistas publicitarios.
Los caballeros que las amaban las llamaban las ‘grandes horizontales’
Dentro de la colección de objetos de arte, los que más llaman la atención es el porta tostadas de plata y los bellísimos artículos de tocador de Sarah Bernhardt, ‘la mejor actriz de teatro de todos los tiempos’ y a quien Oscar Wilde le dedicó su obra Salomé.
En otra habitación, la cama decorada con motivos de amapolas que evocan el opio, y por lo tanto, el sueño…
Las elegantes cocottes iban tan ataviadas que Cocteau las describió en 1913 como: “una acumulación de terciopelo, encajes, cintas, diamantes y todo lo demás que no podría describir. Desvestir a una de estas mujeres es como una salida que requiere un aviso con tres semanas de anticipación, es como mudarse de casa”.
Pierre-André Hélène hace aún más fascinante nuestra visita contándonos las pequeñas historias de la gran historia de Maxim’s, donde la excentricidad era la norma. Como la de la Bella Otero que solía aparecer tan cargada de joyas, regalo de sus admiradores, que se decía tenía que caminar apoyándose en las mesas… Y algunas veces podía vislumbrarse a la actriz Lily Langtry cuando se precipitaba desde su coche a la habitación privada de la primera planta para su rendez-vous con el futuro rey de Inglaterra…
La clientela masculina de Maxim’s incluía desde al Zar Nicolás II, a reyes (Victor Emmanuel II de Italia, Leopoldo II) grandes duques, príncipes, la nobleza más adinerada de Europa y toda una legión de millonarios.
Hugo, famoso maitre del restaurant, tenía una pequeña libreta donde anotaba comentarios en clave. De Liane de Pougy escribió: R.A.F. (ríen à faire, nada que hacer), por sus tarifas demasiado elevadas.
Y así muchas historias más que Monsieur Hélène con su humor y su ingenio nos cuenta de la era dorada de París y las cautivadoras cortesanas que frecuentaban el edificio y sus astutas conquistas.
Luego pasamos a la parte más moderna del edificio de Maxim’s que me encantó. Sus salones en colores brillantes elegidos por el mismo Pierre Cardin dan un resultado asombroso y muy chic!
En el Salón Bleu, se hacen producciones de moda, lanzamientos de productos, cenas de negocios y veladas de gala.
En Maxim’s, se puede cenar, tomar una copa o también organizar una boda o cumpleaños para una velada inolvidable.
Bajamos nuevamente por esas escaleras legendarias y nos vamos despidiendo de este extraordinario viaje a la Belle Époque, uno de mis períodos favoritos de la historia de Paris. Y como no serlo, verdad! Merci beaucoup a Pierre-André Hélène un apasionado del lugar que hizo de nuestra excursión una experiencia única y emocionante.
Al salir, el menú de Maxim’s tienta desde la vidriera a los transeúntes y al lado, la boutique de las delicatessen, un paraíso para los gourmets amantes del art de vivre à la française. Los exquisitos chocolates, tés, foie gras, champagne y la elegancia de la cajas con los dibujos de SEM (Georges Goursat, uno de los dibujantes más característicos de la Belle Époque), nos transportan instantáneamente a la folie parisienne de los años ‘20.
Desde siempre han sido mis ‘petits cadeaux’ favoritos para regalarme y regalar!
Sabían que el legendario restaurant parisino tiene una pequeña hermana..?
Es la Brasserie Minim’s! Está justo al lado, y se puede almorzar y cenar en un ambiente Art Nouveau como el del gran Maxim’s.
Maxim’s también tiene dos barcos, Le Bateau Ivre Maxim’s, amarrado frente a la catedral de Notre-Dame-de-Paris, y Le Maxim’s ubicado al pie de la Torre Eiffel. El Bateau Ivre Maxim’s, está destinado a cruceros para descubrir el París histórico en sus almuerzos y cenas, y su decoración Art Nouveau es una réplica del famoso restaurante de la rue Royale.
Maxim´s ha aparecido en obras de teatro, libros y películas. Entre las más actuales y una de mis preferidas está ‘Medianoche en Paris’.
La película es una fantástica guía de viaje no oficial para todo aquel que quiera visitar la ciudad.
Ganadora del Óscar al mejor guion original, muestra los “viajes” que realiza el protagonista a su época dorada, el París de los años ‘20.
En su último paseo nocturno con Adrianna, ésta y Gil (Marion Cotillard y Owen Wilson) llegan hasta el Maxim’s de 1899.
Y mi otro coup de foudre es ‘Cheri’, la película de Stephen Frears basada en la novela de Colette, cuya estética de la época es increíble e imperdible! Con una divina Michelle Pfeiffer en la piel de la cortesana Léa de Lonval y donde por supuesto no faltará la escena en el legendario Maxim’s.
Me despido por ahora, y espero hayan disfrutado este viaje a la Belle Époque que aunque terminó hace mucho tiempo, su presencia todavía puede verse y sentirse en todo Paris. Ha sido un placer para mí revivirlo con ustedes.
À très bientôt!
Marcela Alvarez VC
https://www.instagram.com/mon.chic.paris/
https://www.facebook.com/PetiteParisChic
Email: monchicparis@gmail.com
Fotografías: @mon.chic.paris, @maxims.de.paris