by Carmen Álvarez
Beijing, la imponente capital de la República Popular China, es hoy en día una ciudad mundialmente famosa. Lo que más impacta en Beijing, es su persistencia en transformarse permanentemente, su objetivo de instalarse como un gran centro económico y cultural por momentos muy cosmopolita pero manteniendo en su esencia las principales características chinas.
Obviamente, todo lo que allí acontece deviene de políticas y acciones bien concretas de parte de sus autoridades quienes desarrollan planes destinados a que esto suceda.
Capital de la única civilización antigua que ha sobrevivido de forma ininterrumpida hasta nuestros días y de la ya segunda economía del mundo, es una ciudad vibrante y acogedora y un destino turístico imparable que atrae cada vez más visitantes de todo el mundo.
Desde sus característicos hutong hasta los centros comerciales de lujo que ostestan sin reticencias las grandes grifas internacionales dirigidas a unos ciudadanos cada día más pudientes y orientados al consumo, esta urbe de ambiciones megalómanas combina historia, cultura, gastronomía, moda, ocio y una creciente vida nocturna.
Depositaria de siglos de tradición evidenciados en lugares como la Ciudad Prohibida, los famosos templos y los edificios milenarios, históricamente ha sido capital durante cinco dinastías y la ciudad estuvo amurallada hasta los años 50, época en que se procedió a la demolición de sus murallas con el objetivo de remodelar y ampliar sus avenidas.
Hoy, es el reflejo de una sociedad en continuo cambio, al ritmo que marca la globalización, la modernidad y el crecimiento económico que caracteriza las grandes urbes. Como consecuencia, pueden percibirse algunas contradicciones en una ciudad que conjuga lo más moderno y mantiene humildes viviendas tradicionales con sus costumbres.
La cultura se va incorporando cada vez en forma más sostenida al entorno vital de sus residentes. Una de esas manifestaciones es la planificación y diseño de espacios públicos dedicados al arte, promoviendo una nueva imagen de la capital. Un ejemplo de ello, el distrito artístico 798, en el noreste, a medio camino entre la ciudad y el aeropuerto. Se trata de una antigua fábrica de componentes eléctricos deseñada por arquitectos alemanes en la década de los 50 que la actualidad es un distrito de arte contemporáneo en constante ebullición : galerías, exposiciones, talleres, cafeterías, restaurantes, librerías y tiendas de todo tipo conviven con espacios donde todavía se desarrollan trabajos industriales.
Como corresponde a una ciudad con vocación cosmopolita ahora se diseñan todo tipo de eventos para atraer el turismo como semanas de la moda, festivales de cine y contiendas deportivas de alto nivel.
Todo para hacer que el turista, que va ávido de profundizar en las particularidades de la cultura china, no se sienta del todo extranjero o outsider en este país.
Como escaparate de un país que creció un 10% anual en el último quinquenio, Beijing reclama hoy un puesto entre las grandes capitales del mundo y por ello apuesta permanentemente a la construcción de edificios audaces y singulares, iconos de la modernización que vive la ciudad y el país. Para ello no ha dudado en recurrir a algunos de los arquitectos más prestigiosos del momento en el mundo, como el británico Norman Foster que diseñó su multitudinario aeropuerto.
Vivir su vida, descubrir sus sorpresas, participar de sus múltiples actividades, simplemente pararse en una esquina a observar la acción, es una fuente de placer indescriptible. Lo distinto nos atrae enormemente, y este es un caso que no deberíamos perder.
Los beijineses son gente amable, afable, muy educada y con gran disposición de ánimo hacia los extranjeros, además de su flexibilidad y gran capacidad de adaptación. El ritmo veloz y constante del cambio de la ciudad, los obliga a aceptar nuevas realidades, y no les suele extrañar algunas costumbres de los extranjeros.
Así que, no pasa nada si se agarran mal los palillos para comer, si se entrega la tarjeta de visita con una sola mano, o si se señala algo que llama la atención.
Todos se sentirán seguramente a gusto en una ciudad atractiva al extremo, cuyo ánimo es la superación permanente, una ciudad inclusiva que es imposible describir en un sólo artículo. Esta Beijing contemporánea ofrece seguramente al visitante las mejores experiencias de su vida y los más maravillosos recuerdos.
Women in Move / Magazine Virtual / Editora Carmen Álvarez