La argentina Agustina Besada es directora de Sure We Can, una organización sin fines de lucro que da trabajo a homeless en Brooklyn a través de la recolección de latas y botellas. Toneladas de latas y botellas de plástico y vidrio visibilizan diariamente la cara oculta del hiperconsumo: los residuos. Es un centro de reciclaje, un hub de sustentabilidad, un espacio de comunidad.Con una formación académica en Estados Unidos en Management Sustentable y un pasado dedicado a la temática de los residuos y la posibilidad de su aprovechamiento a partir de la economía circular, la diseñadora industrial decidió dejar su trabajo en el Centro de Investigación Aplicada en la Universidad de Columbia para asumir como directora de Sure We Can.
En la Argentina los recolectores urbanos fueron en un inicio popularmente conocidos como «cartoneros» por el material que juntaban de las calles. En los Estados Unidos es también la materia del residuo lo que les da una definición : canners por la palabra de lata en inglés (can) y de allí el obvio vínculo con el nombre de la organización. Los motivos por los cuales estas personas llegaron a convertirse en canners son el desempleo y la situación legal en el país. Los canners generalmente viven en un shelter (residencia temporal para personas que viven en la calle). Procesan las grandes montañas de basura que hay en las ciudades. Agustina explica que la comunidad está integrada por 400 canners de múltiples países y culturas, con fuerte predominio de la comunidad latina del barrio que lo rodea, y las afroamericana, asiática (con predominio de China) y polaca. Esa diversidad se observa en los carteles, donde todo se indica en inglés, español y chino.La comunidad son los canners, pero también los chicos de las escuelas vecinas, los restaurantes que dan sus desechos para el compost, las personas que traen sus residuos, los voluntarios que participan en actividades.Con esta labor, la entidad contribuye al cuidado del ambiente al evitar que 50.000 unidades por día terminen en un vertedero. Sólo en 2015 evitaron que 10 millones de envases afectaran al ambiente y pudieran encontrar un nuevo destino de utilización.
- ¿Cómo descubriste tu vocación de ayudar a los demás?
Creo que tiene que ver con una experiencia que tuve en el colegio. A los 13 años me sume a un grupo en el colegio que apadrinaba escuelas rurales en el Chaco. Solíamos trabajar durante el año para conseguir fondos, ropa y comida, y viajábamos una vez al año a trabajar en la escuela, y pasar tiempo con la gente. Participé de este grupo durante el secundario y aun algunos años mas tarde luego de egresada.
- En nuestro blog abrimos una sección dedicada a difundir acciones solidarias…¿cómo las definirías?.
Pienso que la manera mas fácil de definirlas tiene que ver con dar sin esperar recibir. Aunque en realidad quienes lo hacen saben que hay mucho que se recibe a cambio. Pero creo tambien que es un poco mas complejo que esto. Se trata de tener un impacto positivo en la sociedad. Ya sea como individuos o como organizacion. Si cada uno, dentro de su día a día pudiera mirar de qué manera tener un impacto positivo, e incorporara todos los dias esta acción, se lograría mucho. Lo mismo pasa con las organizaciones. Para mí es mucho mejor que miren dentro de sus propias operaciones, servicios y productos, como puede hacer un bien a la sociedad y poner el foco de acción ahí mismo.
- ¿Te parece que hay suficiente solidaridad en este mundo? ¿ Cómo se puede incentivar?
Nunca es suficiente la solidaridad si hay gente que le falta tanto para satisfacer sus necesidades mas básicas. Creo que hay muchas iniciativas sin fines de lucro que hacen mucho bien, y su objetivo debería ser maximizar su eficiencia para optimizar los recursos que llegan a quienes mas lo necesitan. Y por otro lado, creo que hoy en día hay muchos modelos de negocio interesantes que tienen un aporte social muy fuerte, al mismo tiempo de generar dinero. Pienso que estos modelos tienen mucho poder para crecer y expandirse, con los adecuados incentivos y difusión.
- Contanos el panorama en Argentina en este sentido.
Creo que en Argentina hay una buena red de acciones y grupos solidarios. Hay voluntad de ayudar, pero lo que creo que falta es incorporarlo a la vida cotidiana, a los modelos de negocios, a los productos, a los servicios. Hay mucha innovación en el mundo en este aspecto, y en algunos casos ya se esta viendo en Argentina, pero todavía queda mucho camino por recorrer.
AGUSTINA BESADA
abesada@surewecan.org
www.surewecan.org